“Jesús volvió a lanzar la mirada por la sala modesta, hizo pequeño intervalo y continuó:
– Pedro, encendamos aquí, en torno de cuantos nos buscan la asistencia fraterna, una claridad nueva. La mesa de tu casa es el hogar de tu pan. En ella, recibes del Señor el alimento para cada día. ¿Por qué no instalar, alrededor de ella, la siembra de la felicidad y de la paz en la conversación y en el pensamento?” (Neio Lúcio, Jesús en el hogar, 22. ed., p. 17).